Dos ataques de serpiente yarará sorprendieron en Mendoza en los últimos días. El primer ataque fue a un perro en un barrio de El Challao, en Las Heras, el viernes pasado. La mordedura al can fue noticias nacional porque, al parecer, fue atacado cuando intentaba proteger a los niños de la casa. El segundo suceso ocurrió este martes, cuando un empleado de la UNCUYO fue mordido mientras realizaba tareas de limpieza en el Club Universitario.

Según informó la UNCUYO, la víctima, identificada como Adrián Oviedo de 36 años, sufrió la mordedura de la víbora esta mañana, cuando estaba desempeñando tareas de limpieza cerca de la pileta, que aún está inhabilitada.

Tras el ataque, según reconstruyó el diario Los Andes, el hombre fue llevado de urgencia al Hospital Lencinas para ser atendido y evaluado. Afortunadamente, se le aplicó el antídoto, lo que permitió su pronta recuperación, por lo que fue dado de alta pasadas las 14.

"Se le dio intervención al área de higiene y seguridad de la UNCUYO para que inspeccione el predio, además de que se va a llamar a la Dirección de Recursos Naturales Renovables de la provincia para prevenir este tipo de casos", explicaron desde la casa de estudios. Por su parte, el jefe del Departamento de Toxicología, Sergio Saracco, aclaró que, generalmente, no son casos graves los ataques de yarará. "El veneno es necrotizante y altera la coagulación. El momento de la mordedura genera un dolor creciente en la zona y puede producir descenso de la presión arterial. En un par de horas se corrige con el suero", comentó.

"No es la situación de las zonas tropicales. Acá las víboras son más tranquilas. Los hechos suceden cuando alguien se encuentra a las víboras de manera sorpresiva", afirmó el médico especializado.

Precisó acerca de la atención a tiempo: "El tiempo de actuación es fundamental (6 horas). No hay que hacer cortes, ni succionar ni aplicar barro en la zona afectada, ya que complica la situación".