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15 DE NOVIEMBRE DE 2024
Hacia finales de 1980, la provincia era líder; hoy ocupa el 4.º lugar a nivel nacional, detrás de Catamarca, La Rioja y San Juan. El factor climático, la caída en la rentabilidad y la venta de hectáreas cultivadas, algunas de las causas.
Foto: ritmoparana.com
La provincia de Mendoza fue históricamente considerada como líder en la producción olivícola argentina, en parte por su gran cantidad de hectáreas plantadas y de productores que se habían volcado a lo olivícola, pero, sobre todo, por tener un clima adecuado para este tipo de fruto. Para entender la situación, Mendoza era hasta finales de 1980 la productora número uno en la actividad olivícola, es decir, en lo que respecta a la producción de aceitunas a granel y en fresco y a la producción de aceite de oliva. Siempre fue observada por toda la región como una de las provincias predilectas por los inversores para este tipo de producto, pero la situación cambió.
Según las fuentes consultadas, hay una multiplicidad de factores que llevan a la situación actual: en primer lugar, el valor económico de las aceitunas; en segundo lugar, los altos costos que tienen los productores en cuanto a los insumos para poder elaborar el aceite; en tercer lugar, la venta de las hectáreas cultivadas con olivos para emprendimientos inmobiliarios ante la falta de rentabilidad del sector, y, por último, el cambio climático que sufre la provincia de Mendoza (fuertes vientos, granizado y, sobre todo, la variabilidad constante entre frío y calor).
Para comprender este contexto, Unidiversidad consultó a Silvia López, pequeña productora y emprendedora de aceite de oliva (De Momentos), que nos detalló cómo vive en primera persona esta difícil situación para el sector.
“El panorama que tenemos actualmente no es tan bueno. He tenido años malos, pero como el año pasado y lo que va de este, no. Esto se debe principalmente a la mala cosecha, producto de los fuertes vientos, el granizo, las heladas y sobre todo los cambios de temperaturas, es decir, pasar del frío al calor y viceversa”, destacó.
“Nosotros trabajamos aceituna para aceite, no para vender en fresco, y recién vamos a estar cosechando para el mes de mayo, por lo que hasta último momento uno tiene la esperanza de que el valor de la aceituna aumente y pueda ser redituable para el productor”, continuó López. En este sentido, la productora se refirió al porqué de la mala situación en los últimos años: “Tenemos una finca en Paramillo, Lavalle, de la que utilizamos una parte para los olivos y otra para la cosecha de verduras, pero lamentablemente no podemos mantener los olivos como quisiéramos debido al alto costo que estos implican para que el árbol funcione al 100 %”.
Costos de producción muy altos
Juan Carlos García Zuluaga, presidente de la Cámara Olivícola de Mendoza, dialogó con Unidiversidad en cuanto al valor que realmente deberían tener las aceitunas en el mercado: “La aceituna normalmente se vende a 0,50 centavos de dólar, pero el problema es que nos quieren pagar con un dólar a $ 18 o $ 20 cuando hoy está a $ 45 aproximadamente. Incluso nos pretenden pagar ese precio tres o cuatro meses después, cuando el valor del dólar ya no es el mismo”.
Según Zuluaga, la industria está atravesando momentos muy difíciles. “Esta crisis viene para rato, desde hace muchos años tenemos estos problemas, tanto para la aceituna en conserva como para el aceite de oliva. Esta situación nos ha llevado a tener más pedidos desde el extranjero, en cuanto al aceite de oliva, de lo que nosotros tenemos como capacidad para producir”, explicó. “La realidad marca que los productores están muy afectados, se siguen cerrando las empresas olivícolas, los olivos están sin cultivar, lo que conlleva a un futuro bastante difícil para el sector”, agregó.
En cuanto a esta situación, López comentó: “Lo óptimo para que el sector fuera redituable sería un precio de $ 350 el litro de aceite de oliva extravirgen, pero sabemos que no se lo venderíamos a nadie. Nos han aumentado considerablemente el envase (PET), las etiquetas, el sueldo al cosechador, la elaboración y el acarreo, lo que lleva a un precio de producción de $ 150 y nos deja un margen de ganancia muy chico, y da pie a que no podamos mantener como se debe los olivares”.
“Un litro de aceite de oliva extravirgen promedio no se puede vender al público en menos de $ 250. En algunos sectores lo podés encontrar en $ 150, pero en realidad no son de la calidad que ponen en las etiquetas”, continuó López.
Mala cosecha
Este 2019 viene difícil para el sector, sobre todo en lo que respecta a la cantidad que se va a poder cosechar. “La provincia de Mendoza hoy cuenta con 19 mil hectáreas cosechadas, cuando hace 20 años era más de 25 mil. Esto se suma a que las producciones no están en su mejor momento, debido a los problemas climáticos (frío o calor) y sobre todo a los fuertes vientos, que llevan a una merma de la producción que rondaría entre el 30 y el 50 %”, destacó Zuluaga.
“También se suma otro problema, ya que el productor no ha podido colocarles los fertilizantes y hacerles todas las curaciones necesarias para que el olivo funcione al 100 %, sobre todo teniendo en cuenta que, para que el olivo trabaje en su máxima plenitud, necesita no menos de 14 años”, finalizó.
Barrios privados
En la actualidad, los productores buscan dejar la actividad por falta de rentabilidad. Esas tierras, que en su mayoría están ubicadas en zonas muy buscadas, sirven para los desarrolladores inmobiliarios, que las eligen para generar la construcción de barrios privados.
Según datos del sector, más del 90 % de los productores mendocinos explotan menos de cinco hectáreas, en promedio. Se trata de alrededor de 3500 productores chicos. En los últimos tres años, salió de la actividad el 30 % de ellos.
López, ante esta situación, agregó: “Mi padre de 83 años, cuando ve que un productor vende su tierra a una inmobiliaria para hacer un barrio privado, afirma que esto es un signo de miseria y no por culpa del productor, al que no le queda otro recurso, sino por la situación, que lo lleva a desprenderse de su tierra”.
La producción olivícola en declive
El cambio climático y la baja rentabilidad de los productores agitan el sector olivícola y el panorama a futuro no es positivo.
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