“No podemos seguir pensando en una escuela tradicional”

Así lo aseguró Ana María Sisti, decana de la Facultad de Educación de la UNCUYO. Dijo que es un tiempo de revalorización del rol docente y de su papel como garante del derecho a la educación.

"No podemos seguir pensando en una escuela tradicional"

Sisti dijo que, aun con todas falencias, es importante que la escuela esté presente en este contexto vulnerable. Foto: Ariella Pientro

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Verónica Gordillo

Publicado el 20 DE JUNIO DE 2020

A las apuradas, sin tiempo para ordenar ni pensar, la educación se mudó a las corridas del aula presencial a la virtual, en medio de la crisis desatada por la pandemia. Más allá del desorden y de los problemas que acarreó instalarse tan rápido en un lugar nuevo, la decana de la Facultad de Educación de la UNCUYO, Ana María Sisti, cree que esta instancia es una oportunidad para analizar las fortalezas y debilidades del sistema que quedaron expuestas y para emprender el desafío de idear una nueva escuela, porque la tradicional no va más, no puede seguir con el fibrón y la pizarra, cuando los chicos y chicas hablan de hipervínculos.

Esa mudanza apurada provocada por el virus de la COVID-19 bajó a tierra el debate instalado hace más de diez años sobre la mejor forma de combinar la enseñanza presencial con la virtual. En estos meses, los crujidos de una estructura endeble se materializaron en quienes enseñan, en quienes aprenden y en sus familias, que en muchos casos se vieron sobrepasados por una situación para la que nadie estaba preparado.

Sisti enumera algunas de las debilidades que quedaron expuestas en esta crisis, relacionadas con esa nueva forma de desigualdad que es la brecha digital: muchas familias y docentes no poseen conexión a internet o tienen una muy deficiente, no cuentan con las herramientas tecnológicas necesarias (una computadora o teléfono), o no saben cómo utilizarlas para enseñar o para aprender.  

La decana también enumera las fortalezas que expuso la crisis: interpeló a las instituciones educativas, puso de relieve los aspectos que es necesario trabajar y repensar, ubicó a los y las estudiantes y a sus familias en un nuevo lugar, y se revalorizó el trabajo esencial de los y las docentes, así como su vínculo con niños, niñas y adolescentes.

Aun con todas las falencias que la crisis expuso a la hora de enseñar y aprender, Sisti destaca la importancia de que la escuela esté presente. Dice que esto permite que el otro no se sienta abandonado por la educación, entendiendo a la educación como un derecho, como un Estado presente en un contexto de una enorme vulnerabilidad, y donde el docente cumple el rol esencial de ser garante de ese derecho.

Aquí, parte de la charla que Unidiversidad mantuvo con la decana.

Repensar la educación en tiempos de pandemia

Desde la Facultad de Educación de la UNCUYO, elaboraron un texto para reflexionar sobre la enseñanza en el contexto de pandemia por coronavirus Covid-19. La doctora Fernanda Ozollo, profesora de la Facultad de Educación, y la licenciada Noelia Naranjo, profesora de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, invitan a repensar la digitalidad en el marco educativo.

Una mudanza a las apuradas

El investigador del Conicet Nicolás Welschinger expresó en un artículo que la situación desatada a raíz de la pandemia interpeló a la escuela de modo urgente sobre su capacidad de responder a un desafío con el que hace años viene lidiando, que es qué hacer con ese  “huracán” llamado digitalización. ¿Cuál es su visión?

Creo que es así, que esta situación vino a poner sobre la mesa una instancia que desde mi punto de vista es postergada, que es el tema de la virtualización, que tampoco creo que sea así porque en realidad no estamos haciendo uso de la educación a distancia, sino que lo estamos usando como un recurso en este contexto de pandemia. Pero sí, obviamente, esto interpela a las instituciones educativas y me arriesgo a decir que en todos sus niveles, dado que siempre la virtualidad estuvo pensada más que nada como un recurso y no como una forma de trabajo pedagógico en su totalidad. De hecho, las carreras de formación docente no están pensadas, por lo menos en las universidades nacionales, a distancia, pero sí el trabajo pedagógico dentro de las instituciones educativas de nivel inicial, primario y secundario. Es decir, existen programas de terminalidad del secundario o de la primaria para adultos en contexto por ahí de esta naturaleza, pero no el formato tradicional de la escuela en este contexto. Además, creo que, en el caso de la formación docente y en el caso del trabajo con niños, niñas y jóvenes, es necesario tener ese contacto presencial que desarrolla un montón de competencias y de habilidades sociales, que quizás no podrían generarse, o al menos no en su totalidad de interacción con el otro, a través de esta educación en la distancia. Por el momento, creo que podría entender que es esto, que verdaderamente se ha interpelado a las instituciones de golpe y se han puesto en relevancia aquellas cosas que es necesario trabajar y repensar en profundidad.

¿Cuáles fueron los mayores escollos con los que se encontró la educación en esta mudanza urgente a un aula virtual?

En este sentido, tenemos que pensar que no toda la provincia cuenta con señal de internet, o al menos no en todos los lugares hay buena señal. Esto es un primer escollo en esta situación de la mudanza de una forma presencial a una forma virtual. Por otro lado, está el tema de los equipamientos: no todos los estudiantes de nivel inicial, primario, las familias y a veces no todos los docentes cuentan con las herramientas necesarias a nivel de dispositivos tecnológicos para poder llevar adelante el desarrollo de estas instancias de formas de cursado, y esto es otro escollo. A la vez, no podemos desconocer que hay estudiantes de cualquiera de los niveles que tienen alguna situación de discapacidad y que necesitan un acompañamiento, o adecuaciones o accesibilidad, que a veces se complican en este contexto.

Hay docentes que se vieron sobrepasados o sintieron que no tenían las herramientas para enseñar los contenidos pedagógicos de esta forma. ¿Cree que tuvieron acompañamiento en este proceso y, más allá de esta situación puntual, en los últimos años les dieron herramientas para que pudieran enseñar en aulas virtuales?

En relación con los docentes y su formación en cuanto al tema del trabajo en la virtualidad, creo que hay situaciones diferentes. Hay docentes que se han ido capacitando, capacitaciones hay en distintas instancias, por lo menos desde la misma UNCUYO y particularmente desde la Facultad (de Educación), con las carreras de posgrado o cursos que se han ido dando, lo que no implica que todos los docentes hayan accedido a esas capacitaciones. Para que esto verdaderamente sea efectivo, tiene que haber una política educativa que abarque, ampare o prevea estas situaciones. Esto, desde una mirada institucional, desde una mirada de política educativa en relación a la virtualidad, implicaría una situación en la que se tendría que capacitar al ciento por ciento de los docentes. En números exactos, no puedo decir: 'Tal porcentaje de docentes está capacitado o no para el trabajo en la virtualidad', pero sí puedo decir que no todos los docentes estaban preparados para asumir esta situación. De todas formas, independientemente de la capacitación que tengamos, creo que nadie estaba en condiciones de asumir un contexto de pandemia y de pasar de una modalidad presencial de un día para otro a una modalidad no presencial, y tener que recurrir a estos recursos. A nivel de esos recursos, hay algunos que pueden estar con mayor formación o no, dependiendo de las capacitaciones hechas, pero en este punto, hago hincapié en que el fuerte tiene que ver con una decisión política educativa respecto de la educación virtual.

¿Se modificaron los planes de estudio del magisterio para asegurar que los y las estudiantes cuenten con estas habilidades en estos nuevos entornos digitales?

En cuanto a los planes de estudio, la última modificación que hicimos desde la Facultad de Educación fue en 2012. Se trabajó fuertemente en la modificación del plan que, si bien está pensado a través de propuestas pedagógicas en la instancia de la formación en el uso de las tecnologías digitales y del trabajo específicamente en el ámbito de las prácticas educativas, entendemos que quizás este contexto implicaría una necesidad de mayor formación. En nuestra institución existen dos carreras de posgrado: la diplomatura en entornos digitales y la maestría en enseñanza en escenarios digitales, que permiten de alguna manera una formación posterior al grado en especificidades que tienen que ver con el uso de las tecnologías.

Educación: la brecha digital que la pandemia visibilizó

Comenzaremos diciendo prácticamente, por estos días, una obviedad. Estamos transitando una profunda crisis sistémica, que podríamos decir en una primera instancia que es consecuencia de la irrupción del COVID - 19 - Coronavirus a escala global. Sin embargo, la actual crisis del capitalismo es anterior a la pandemia.

El valor del trabajo docente

Mucho se ha escrito sobre la resignificación del trabajo del docente por parte de las familias en medio de esta pandemia. ¿Cuál es su opinión?

Creo que es así. Los docentes hemos pasado por distintas etapas: algún momento de la historia, la docencia era una tarea muy valorada y respetada, y de pronto, ese rol docente pasó a ser bastante... ninguneado, no sé si es la palabra correcta, pero sí poco respetado, y creo que este contexto nos ha puesto a repensar ese rol docente, a valorar su importancia en la mediación pedagógica y, de alguna manera, poner en valor lo que implican las horas de preparación de materiales, de corrección, de estudio, que los docentes todo el tiempo estamos llevando adelante para poder mejorar nuestra tarea pedagógica.

En un artículo que escribieron dos profesionales de la UNCUYO, Fernanda Ozollo y Noelia Naranjo, expresaron que, en este contexto, más allá de volverse locos por saber cómo usar cualquier tecnología, hay que recordar que la educación es vínculo y es encuentro, y que es ahí donde hay que poner todos los esfuerzos. ¿Está de acuerdo?

Acuerdo totalmente en esa esa postura, creo que es así. Ese vínculo que nos permite lo educativo, que obviamente lo puede dar la presencialidad, pero también lo puede dar la virtualidad, es lo importante. Es un poco lo que decía recién, esto implica repensar estas situaciones educativas, esta importancia del rol del docente como mediador y como garante del derecho a la educación. 

¿Cuál es su visión sobre la situación a nivel general de las y los alumnos, que en algunos casos también se sintieron sobrepasados por una gran cantidad de tareas, sumado a que a veces la familia no podía o no tenía las herramientas para ayudarlos?

En relación a los y las estudiantes, son situaciones diferentes las de nivel inicial, primario, secundario o universitario. Creo que es cierto el tema de que las familias se han visto sobrepasadas en muchas situaciones, pero también creo que ha dependido en muchos casos de la manera en la que el docente ha podido llevar adelante ese contacto con el otro, con ese estudiante, cómo ha mediado las tareas. Si la idea es trasladar lo que hago en la presencialidad a la virtualidad, ahí está el primer gran error. Creo que acá lo que ha tenido que primar son aquellos contenidos que son sustantivos, que son básicos en el año, ciclo o grado en el que uno esté y de qué manera los ha podido mediar a través de las plataformas, de las videoconferencias, de las propuestas de tareas. Creo que eso es muy variable de docente a docente y de estudiante a estudiante, no podemos generalizar. Sí creo que uno se ve sobrepasado porque, como papá o mamá, tiene que cumplir además el rol de docente en la casa, pero si la tarea que recibí venía mediada, hubo videoconferencia con el propio docente, ahí la situación es distinta. Por eso creo que esto no se puede generalizar. Sí creo que es un desafío muy grande para los estudiantes también, porque los pone en una situación de aprendizaje diferente y a la que no estamos habituados, y creo que ha sido mucho más compleja la adaptación a los más pequeñitos, de cómo tengo que trabajar en mi casa, si mi papá, mi mamá o mi hermano no es mi maestra y en esos desafíos de negociación. Con el adolescente es mejor, porque puede hacer las tareas o cursar en el horario que pueda hacerlo.

La DGE profundiza las clases virtuales: ¿qué opinan docentes, padres y alumnos?

Este viernes se completan dos semanas desde que se suspendieron las clases presenciales en todos los establecimientos educativos de la provincia. Sin embargo, los estudiantes de todos los niveles han estado "asistiendo", en la medida que pueden, desde la virtualidad.

Una nueva escuela

En un artículo que publicó el diario Tiempo Argentino, el pedagogo italiano Francesco Tonucci dijo que las clases y tareas en este tiempo no tienen sentido, porque vivimos en una situación extraordinaria y la escuela no puede seguir como antes. ¿Cuál es su opinión?

Comparto que la escuela no puede seguir como antes, creo que esto implica un cambio bastante intenso en todo sentido. No podemos seguir pensando en una escuela tradicional ante un contexto que nos está llevando a repensarnos desde otro lugar, en eso acuerdo. El desacuerdo que puedo llegar a tener es que, al menos en la experiencia personal como mamá y en la experiencia como docente universitaria, en el contacto con los estudiantes es que la escuela debe estar presente en este contexto, quizás con tareas distintas, con un acercamiento de cursado diferente, que el otro no se sienta abandonado por la educación. Entiendo a esta educación como un derecho y la pienso como un Estado presente en un contexto tan vulnerable como el que estamos viviendo. Desde ese lugar, creo que es importante seguir estando, seguir generando esta posibilidad de contacto con el otro, con toda la flexibilidad y las adecuaciones que sean necesarias por el contexto, pero creo que eso es muy importante.

En la misma entrevista, escrita por el periodista Gustavo Sarmiento, Tonucci dijo estar ilusionado con que esta crisis sea una oportunidad para cambiar el modelo educativo imperante, para que se invente otra escuela. ¿Usted cree que esta situación es una oportunidad? Si es así, ¿cuáles serían los pilares sobre los que se debe fundar ese nuevo modelo educativo?

En relación con esto de reinventar la escuela y pensar en una nueva escuela, estoy totalmente de acuerdo, creo que tenemos que repensarla y esto ha puesto sobre la mesa un montón de fortalezas y debilidades que hay que analizar en ese contexto. Creo que una de las situaciones que nos lleva a poder repensar o analizar es, de alguna manera, la perspectiva pedagógica desde la cual estamos posicionados para trabajar; el tema de la evaluación, si bien es una instancia más del proceso de enseñanza aprendizaje, de qué manera lo estábamos teniendo en cuenta en la presencialidad y cómo esto nos lleva a repensarlo desde otro lugar. Por otro lado, los estilos de aprendizaje, formas de aprendizaje de los estudiantes en este modelo de enseñanza que nosotros estamos teniendo. Creo que eso es fundamental, porque desde mi punto de vista y teniendo hijos pequeños y adolescentes, veo que por ahí la escuela y nosotros mismos, dentro de la educación en la universidad, seguimos con el fibrón y la pizarra cuando los chicos tienen hipervínculos. Entonces, pensar cómo poder trabajar y enseñar el uso adecuado de esos hipervínculos nos vendría muy bien. Por eso creo que esta es una situación que nos desafía a poder repensar la educación.

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