La técnica que ganó el Nobel de Química y se aplica en la UNCUYO
Especialistas del Conicet diseñaron con IA una toxina botulínica que podría tener aplicaciones ...
07 DE NOVIEMBRE DE 2024
El proyecto permitirá convertir cualquier anticuerpo u hormona, como la insulina, en una vacuna de ingesta oral.
Foto: Conicet
Un equipo de investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) creó una plataforma para desarrollar vacunas orales y reemplazar así las inyectables. El trabajo estuvo a cargo de un grupo de especialistas liderado por Hugo Luján, doctor en Ciencias Químicas, director del Centro de Investigación y Desarrollo en Inmunología y Enfermedades Infecciosas (Cidie), y Mariano Correa, especialista en nanomedicina e investigador del Conicet en la Universidad Nacional de Río Cuarto de Córdoba.
Correa y su equipo fueron pioneros en generar, en 2008, una vacuna oral contra la giardiasis, una enfermedad diarreica que afecta sobre todo a los países subdesarrollados, ocasionada por un parásito microscópico unicelular que vive en el intestino delgado de las personas y se transmite por las heces de una persona o animal infectado.
"Este desarrollo ya la probamos con antígenos del virus de la influenza, el virus sincicial respiratorio, la tuberculosis y el Zika. Esos antígenos no se degradan y generan una importante respuesta inmune no solo en las mucosas, por donde entra al cuerpo la mayoría de los agentes infecciosos, sino también de forma sistémica", explicó el experto del Cidie.
Con ese trabajo patentado, el investigador se reunió con colegas de Francia y surgió una nueva idea: desarrollar nuevas vacunas orales para prevenir otras enfermedades.
La plataforma permitiría convertir cualquier antígeno en una vacuna de ingesta oral (pastillas). Según pudo indicar Mariano Correa a Unidiversidad, las ventajas son varias: "Detrás de la jeringa suele aparecer la aversión a las inyecciones, la preocupación por la esterilidad de las agujas o hasta el fantasma de contraer una infección cruzada; por ello nuestro avance".
“Se trata, a todas luces, de un auténtico giro copernicano que podría transformar para siempre los tratamientos de enfermedades como el cáncer y la diabetes. De una molécula 'taxi' que resiste la digestión y puede llevar medicinas a zonas específicas para un tratamiento”, señaló Correa.
Nuevas posibilidades: ¿la insulina por vía oral?
Para Correa, que nos explicó cómo funciona las vesículas (píldoras), las posibilidades que se abren con esta plataforma son inmensas. Además, pueden generar importantes recursos para el país. Una de ellas tiene que ver con la insulina.
“A diferencia de los fosfolípidos (medicamento normal), que son atacados y vencidos por medios ácidos cuando llegan al estómago, las que descubrimos resisten. Una vez que nos dimos cuenta de esta propiedad de nuestras vesículas, lo primero que hicimos fue comprobar que no fueran tóxicas”.
“Los resultados de su toxicidad surgieron del chequeo de una tesista del equipo que, mediante su tesis doctoral, comenzó a pensar en la posibilidad de generar una terapia oral para personas insulinodependientes. Precisamente, las variantes que se habían manejado (y aún se manejan) no funcionaban porque la insulina es sumamente sensible al medio en que se disuelve y pierde sus capacidades para controlar los niveles de glucosa en sangre”, se explayó Correa.
“Es por eso que los pacientes la reciben mediante inyecciones. Hasta ahora, nadie la ingiere porque pierde el efecto. Por ello, desde nuestro laboratorio logramos encapsular insulina en las vesículas y comprobamos que eran resistentes en el estómago por un tiempo suficiente para hacer efecto (una hora y media). Esto significa que atraviesan sin modificaciones el tracto intestinal y llegan al torrente sanguíneo. Hicimos las pruebas en roedores y les aplicamos las vesículas con insulina”, continuó el científico.
“En ambos métodos (inyecciones y vía oral), los niveles de glucosa disminuyeron. Ello nos indicó que, efectivamente, en un futuro sería posible suministrar la insulina por vía oral y reemplazar los dolorosos pinchazos. Asimismo, también hemos desarrollado una línea para suministrar fármacos mediante la piel, a través de lo que se conoce como nanogeles; es algo similar a lo que ocurre con los parches de nicotina. Los tratamientos contra el cáncer, en el mediano plazo, podrían llegar a emplear una quimioterapia que utilice parches para la piel en vez de inyecciones”, concluyó el investigador.
La enfermedad se combate con educación
La médica Analía Álvarez, especialista en diabetes, tiene una postura diferente para combatir la enfermedad: más educación. “En la actualidad, no para de aumentar el número de personas con diabetes. Esta es una enfermedad que se caracteriza por una glucemia muy elevada debido a la falta o la mala administración de insulina. En el caso de las personas obesas, el riesgo de padecer diabetes es tres veces mayor al de las personas que no tienen obesidad”, comentó Álvarez.
“Para luchar contra estas enfermedades, existen diversos enfoques. El más aconsejado y expandido sigue siendo cambiar el estilo de vida y acompañar al paciente insulinodependiente en el tratamiento. Recuerdo tiempo atrás que salió al mercado un sprit, con el cual el paciente debía inhalar; no dio resultado, el efecto no duraba mucho y el insulinodependiente debía inyectarse aún más insulina. Escuché de varios avances; sin embargo, los millones que se derrochan deberían invertirse en una buena educación alimentaria”, resaltó a Unidiversidad la especialista.
Insulinodependiente
Para Ricardo Olmedo (65), panadero, a quien le diagnosticaron diabetes del tipo 2 hace 12 años, sí espera con ansias las píldoras. “Noté que me pasaba algo porque nunca bebo agua y empecé a beber agua sin parar, se me secaba mucho la boca, hasta que un día pensé que algo pasaba y que no podía seguir así. Me acerqué al hospital, me hicieron la prueba del azúcar y tenía casi 600 miligramos, que es una barbaridad”, contó sobre aquel incio.
También asegura que la enfermedad no le cambió la vida a pesar de que tuvieron que amputarle una pierna. Hace menos de un año le pusieron una pierna ortopédica que no le ha dado mayor problema.
Esta diabetes, dice, le llegó por la edad. Es verdad que le gusta mucho el dulce, pero los médicos le dijeron que no tenía nada que ver: “Ha debido ser por la edad, el estrés…”, explicó Olmedo.
Actualmente se "pincha" insulina (20 unidades) por noche. “Es lo mejor que he escuchado, saber que podremos dejar las inyecciones y tomarlo vía oral. Espero que el método avance rápido. La gente no sabe lo que nos cuesta estar colocándonos tantas inyecciones. Llega un momento en que no querés más. Yo empecé por las piernas, ahora en el estómago, lo tengo muy duro ya. Espero que avancen con las píldoras”, expresó Ricardo.
¿Cuándo estarán disponibles para los pacientes?
Para Correa, los ensayos clínicos deben realizarse en laboratorios certificados por Anmat. “Estamos a la espera de que alguna empresa se interese en nuestros desarrollos para comenzar a pensar en una escala industrial. Para todo se necesita dinero que, como todos sabemos muy bien, no está disponible para las actividades relacionadas con la ciencia, la tecnología y la educación. Todo nuestro trabajo ha sido realizado a base de subsidios obtenidos en organismos estatales”.
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