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20 DE DICIEMBRE DE 2024
Es referente por la lucha de los derechos de las mujeres, estudiante, candidata a concejal de Lavalle y una hija que alzó junto a su mamá una misma bandera.
Micaela Blanco Minoli vivió de cerca las desapariciones de Johana Chacón y de Soledad Olivera, a través de su mamá, Silvia Minoli. El tiempo y la lucha incesante la llevaron a una militancia permanente por los derechos de las mujeres. Foto: Axel Lloret.
Si hay un ejemplo de cómo las desapariciones de Johana Chacón y de Soledad Olivera han marcado la vida de los mendocinos, es el de Micaela Blanco Minoli. Ella tenía 17 años cuando se supo por última vez de Johana Chacón y desde entonces vio en su mamá, Silvia Minoli, la transformación que puede generarse en una sociedad a través de la movilización, la visibilización y la lucha por una –o muchas– causas. Ahora es parte de la agrupación Pan y Rosas, militante por los derechos de las mujeres y candidata a concejal de Lavalle por el Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT).
En toda actividad, concentración, intervención o marcha que se hizo para pedir por la aparición con vida de Johana y de Soledad se la vio acompañando a su mamá Silvia. “Me costaba entender por qué. Tenía 17, estaba en mi último año del secundario y me pasaba que no podía entender cómo una niña podía desaparecer de la noche a la mañana sin que nadie hubiera visto nada y, a la vez, tenía la esperanza de que en cualquier momento iba a aparecer. Creo que eso también me lo transmitió mucho mi mamá”, comentó Micaela a Unidiversidad.
“Sentí que de repente tenía muchos hermanos”, confesó Micaela, ya que su mamá fue la primera en salir a buscar a Johana y a Soledad, porque ambas eran parte de la escuela que ella dirigía y porque sin ellas, como se dijo desde un principio, “la comunidad está incompleta”. A Micaela siempre le quedó lo que Silvia piensa acerca del rol de las escuelas: “Para ella la escuela tiene una función social, y el compromiso que ella tuvo y la función que ella cumplió en la búsqueda de las chicas y en la lucha por la aparición creo que fue fundamental, porque no sé si de otra manera se hubiesen visibilizado las dos causas”.
“A medida que fui entendiendo más de lo que se trataba, las causas empezaron a ser una bandera personal”, siguió la estudiante. La joven, de 22 años, inició la carrera de Licenciatura en Comunicación Social en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales (FCPyS) de la UNCUYO y comenzó su militancia por los derechos de las mujeres en la Comisión de Mujeres de esa facultad. “Ahí ya había empezado a entender un poco más de qué se trataba organizarse. Me di cuenta de que actuando solamente desde el plano individual no iba a conseguir cambiar la realidad”, relató.
Pero el 8 de septiembre de 2015, cuando la Segunda Cámara del Crimen del Poder Judicial absolvió a Mariano Luque –único acusado en la causa de Johana Chacón y ya condenado por el homicidio de Soledad Olivera– fue otro antes y después en la vida de Micaela. Sintió que quería ser parte de “algo más” y ahí comenzó a integrarse a Pan y Rosas y al FIT. Así fue como llegó a ser candidata a concejal por el departamento de Lavalle, de donde es oriunda y en el que se gestó toda la lucha por encontrar una respuesta a las desapariciones de Johana y de Soledad.
Sin respuestas
Absolvieron a Luque por el beneficio de la duda. El caso quedó impune. El abogado querellante presentará un recurso ante la Corte local.
Para Micaela, los casos emblemáticos de Chacón y Olivera deben debatirse permanentemente en las escuelas y en la comunidad en su totalidad, para que no se naturalicen estos hechos. Para tal fin, hace falta generar más espacios de debate y también de visibilización, desde intervenciones creativas hasta reclamos. Ante la realidad de las mujeres de Lavalle, de la provincia e incluso del país, ella sostiene que hacen falta políticas no sólo para sancionar, sino también para prevenir y finalmente erradicar la violencia de género.
Hablamos de casos emblemáticos para toda Mendoza, pero principalmente para el movimiento de mujeres en la provincia. “Cuando las chicas desaparecieron, el movimiento de mujeres prácticamente no existía, y después se generó poco a poco, por eso el caso de las chicas es un emblema para la lucha por los derechos de las mujeres”, afirmó Micaela. A partir de esa lucha fue que se visibilizaron el caso de Johana y luego el de Soledad Olivera, a quien se la vio por última vez el 28 de noviembre de 2011. Sus hermanas hicieron la denuncia, pero el hecho no trascendió ni se investigó hasta que desapareció Johana y las maestras de la escuela Virgen del Rosario –a donde asistían Johana y los hijos de Soledad– empezaron a buscar respuestas por parte del Estado.
Todo lo que se generó a partir de las búsquedas de la adolescente y la joven lavallinas –un movimiento que lucha por los derechos de las mujeres– es, para Micaela, “una de las conquistas más importantes que hay”.
¿Homicidios?
“El cambio de carátula del caso de Johana Chacón debería ser una lucha más del movimiento de mujeres”, manifestó Micaela. Es que el pasado viernes 1 de septiembre se elevó a juicio la causa y se juzgará a Mariano Luque, una vez más, por homicidio. Sin embargo, si se lo juzgara por femicidio tendría “otro peso”. En palabras de Micaela: “No estamos hablando de un asesinato porque sí, como podría suceder en un robo en la calle. Si las mató, lo hizo por ser mujeres y porque se sintió con todo el poder y el derecho sobre ellas para hacerlo”.
La hipótesis de trata de personas
Para Micaela, esta hipótesis “es viable en cuanto no haya un cuerpo”. De todas maneras, afirmó la importancia que tiene la causa provincial y el juicio (y que haya una condena) a Luque, porque hay otro tipo de pruebas, como la declaración de Beatriz Chacón, la hermana de Johana.
Sin embargo, para la referente, la hipótesis de trata no debe descartarse sin faltar a la verdad sobre ambos casos. “Además, la trata de personas existe y creo que es una forma también de concientizar sobre eso, que trata de personas hay, que todos los días desaparecen mujeres y que no se sabe a dónde se las llevan. Creo que hay que tenerlo en cuenta, tiene que ser un tema del que no se deje de hablar”, dijo Micaela.
No hay indicios de trata en los casos de Johana y Soledad
La Justicia no encontró ningún indicio de que Soledad Olivera y Johana Chacón hayan sido captadas por una red de trata de personas con fines de explotación sexual. Así lo determinó la investigación que lideró el fiscal, Fernando Alcaraz, quien solicitó el archivo de la causa.
Expectativas
“Siempre espero que las encontremos con vida”, confesó la estudiante. “Es una hipótesis difícil”, agregó, “pero me gustaría que las encontráramos vivas”. Pero por sobre todas las cosas, busca la verdad, para lo que Micaela considera fundamental que la Justicia actúe y que tanto las etapas de investigación como la del juicio se hagan como corresponde y de forma transparente. "También me gustaría que se sumen más mujeres al movimiento de lucha por nuestros derechos", finalizó.
Otra vez la pregunta: ¿dónde está Johana Chacón?
Silvia Minoli, la entonces directora de la escuela donde asistía la niña y una de las impulsoras de su búsqueda, aseguró que este caso se podría haber evitado. Habló con Unidiversidad.
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