Mendoza y el cambio climático, nuestro desafío
El autor es coordinador de la Agencia Mendocina de Cambio Climático.
Vista del dique Potrerillos
Es un hecho irrefutable e irreversible que el planeta asiste a un proceso de cambio ambiental global debido a varios factores, que van desde los ciclos naturales del universo hasta el calentamiento global por la emisión de gases. En Mendoza, este cambio está provocando retracción de glaciares, aumento de las temperaturas, bajo registro de nevadas, pronunciada disminución del caudal de ríos –que se traduce en emergencia hídrica, como la que atravesamos desde hace cinco años–, lo que pone en riesgo la sustentabilidad y el desarrollo armónico de Mendoza y sus habitantes.
Mendoza está haciendo esfuerzos institucionales muy importantes, desde todos los ámbitos, para adoptar como política pública las recomendaciones de la Agenda 21, la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Protocolo de Kioto y paneles intergubernamentales, como el IPCC: la mitigación, la adaptación y las medidas para disminuir los efectos negativos del cambio climático. En el escenario tendencial para los próximos 20 años –al que se llegaría de no tomarse medidas acertadas– se potencian las líneas observadas en las últimas décadas:
■Crecimiento desproporcionado del Gran Mendoza, con crecientes déficits hídricos, degradación de suelos y contaminación de agua, suelo y aire;
■Decrecimiento del resto de las áreas de la Provincia por escaso desarrollo, desertificación, mal manejo de suelos, explotación de actividades económicas sin el debido control, entre otros;
■Aumento en las temperaturas mínimas y máximas de 1ºC;
■Disminución del 12 % en los caudales de los ríos de montaña por el menor volumen de los glaciares;
■Este mismo fenómeno podría aumentar la frecuencia de lluvias en algunas zonas y consecuentemente la humedad.
Creemos oportuno y necesario trabajar los temas de cambio climático desde una óptica de políticas públicas transversales a todos los ejes sectoriales y territoriales que abarquen ministerios, municipios, organismos técnicos, científicos y académicos. Las acciones deben focalizarse en los aspectos institucionales, organizacionales y metodológicos que puedan dar coherencia a decisiones y acciones, de manera de alcanzar una mayor convergencia de los impactos de las políticas y una mayor correspondencia entre las aspiraciones a que responden y sus consecuencias efectivas.
Es en este sentido que pensamos que tenemos una oportunidad única para incorporar conceptos de cambio climático que permitan establecer lineamientos comunes, que nos permitan formular y gestionar políticas públicas capaces de dar verdaderas respuestas a los desafíos que hoy se nos proponen para lograr una Mendoza equilibrada en lo territorial y equitativa y justa en lo social.
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31 DE OCTUBRE DE 2024