Luz Amanda Faingold es mucho más que la nueva directora de Derechos Humanos de la provincia. Es una persona muy luchadora que siempre busca que la humanización, llegue a cada persona, sobre todo a cada efector del Estado. Si bien los medios tomamos como frase principal, durante su presentación en su nuevo cargo, su pretención de “humanizar a la policía”, su verdadera visión es, según explicó en diálogo con Unidiversidad, que las fuerzas de seguridad son un sector más al que hay que llegar, pero también a enfermeros de los hospitales y a docentes de las escuelas, entre otros.

“Las personas pasan a ser números, de alguna manera, entonces hay que volver a tratar a los seres humanos como seres humanos que son. Todos las actividades que realizan los efectores del Estado deben actuar hacia la persona. La Policía es un lugar más, no es el único. El psicólogo, el médico que está en el centro de salud, la maestra que firma la libreta para la asignación universal... a ese efector yo quisiera llegar y humanizarlo. La gran tarea es esa: volver al trato humanitario”, explicó Faingold.

Dijo también que con humanizar se refiere a dejar de actuar automáticamente y de generalizar, a considerar a cada persona en su individualidad. Y ejemplifica: “La maestra que firma la libreta para la madre que va por la asignación universal tiene que mirar a esa madre, tiene que ver cómo está, preguntarle cuáles son sus inquietudes, tener un compromiso humano con esa persona, no tiene que ser un papel para llenar rápido”.

Faingold en el Juzgado Federal en mayo de 2014. Foto: Archivo: Axel Lloret.

Con respecto a su gestión, Luz afirmó que, para ella, los distintos directores de áreas del Estado tienen que estar coordinados y articulando todo junto, pero también dividir las tareas específicas de cada área. Ese, dijo, es un desafío: “Es la única manera de que esto funcione bien, que estemos en contacto, en comunicación permanente, cada uno en su especificidad”.

Luz Faingold fue secuestrada en agosto de 1975 por policías. Fue violada y privada de su libertad en el ex-D2. Al ser liberada, se exilió en Uruguay y Francia. Sobre su asignación, dijo que siente compensación por todo lo que sufrió:

“Lo siento como una gran responsabilidad y como un privilegio, porque no todo el mundo tiene la posibilidad de devolver su experiencia y hacer cosas buenas por los demás. A veces no se da esa oportunidad. Realmente me siento muy agradecida”.

A manera de antecedente, Faingold había trabajado en la sección de Derechos Humanos de la Municipalidad de Ciudad desde 2010. Hoy jueves 8 fue su primer día de trabajo en Casa de Gobierno. Luz es una sobreviviente del peor terror de la historia del país. Contó que cuando estuvo en libertad, luego de haber sido secuestrada, violada y maltratada con apenas 17 años, le ayudó estudiar, aprender y poder sentarse al sol de la primavera.

Cuando el 9 de mayo de 2014 visitó los Juzgados Federales para reconocer el lugar adonde la habían llevado inicialmente tras el secuestro, sintió que "ese mismo Estado que en aquel momento me hizo daño, me trató como una cosa y no vio en mí a la persona que yo era, ahora estaba tratando de reparar". Y dejó la siguiente reflexión:

"Uno aprende con los años que la vida da vueltas, da muchísimas vueltas y lo que en un momento parece ser definitivo, después se da vuelta y es otra cosa. Siempre hay que pensar eso: que todo se modifica permanentemente".