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04 DE NOVIEMBRE DE 2024
Lo aseguró el pediatra y referente en la materia, Jorge Chahla, durante la presentación de su libro "La causa de los niños en Mendoza". Dijo que los funcionarios se nombran a dedo y no hay seguimiento de los casos.
El pediatra Jorge Chahla no se calló, avisó que su crítica sería airada, un rezongo áspero. Este hombre que ejerció durante más de 30 años como pediatra, además de ser un defensor incansable de los derechos de la niñez, evaluó como patética, desastrosa y decepcionante la actuación de los organismos que tienen la responsabilidad de proteger a los pequeños en Mendoza. No se salvó nadie: dijo que desde la gestión de Julio Cobos en adelante nadie escucha a los que saben del tema, que se nombra a dedo a los funcionarios del área y que los mismos avasallan e ignoran los postulados de la Ley Nacional sobre la Infancia.
Chahla presentó el lunes 9 su libro La causa de los niños en Mendoza, en la Universidad del Aconcagua, acompañado por su familia, colegas, profesionales a los que ayudó a formar y muchos adultos que fueron sus pacientes. En la publicación, el médico recorre la historia de las políticas públicas que se pusieron en marcha en Mendoza para proteger a la infancia, muchas de las cuales lo tienen como protagonista. El gastroenterólogo infantil fue director del Hospital Emilio Civit, jefe de servicio en el Hospital Humberto Notti, creador y jefe del Programa de Atención y Prevención del Maltrato Infanto-Juvenil, del Grupo de Alto Riesgo (GAR) y coautor de la Ley de Niñez Mendocina (6354), pionera en la materia a nivel nacional.
Luego de agradecer a su familia y a todos los que colaboraron en su formación, Chahla avisó que venía su rezongo áspero. El médico se lamentó de que Mendoza, luego de ser pionera en las políticas y la legislación a favor de la infancia, tenga ahora una gestión desastrosa en la materia.
El pediatra explicó que en cada una de las gestiones de los gobernadores desde Julio Cobos en adelante, llamó, ofreció sus conocimientos, sus investigaciones, su equipo de trabajo, sus propuestas de cambios, pero nadie lo escuchó. Hizo tres salvedades: las de las legisladoras Beatriz Varela, Sandra Carmona y Liliana Pérez, que lo convocaron para participar en el proyecto de adecuación de la ley provincial de niñez a la norma nacional.
Chahla aseguró que ningún gobernador ni ministro atendió su pedido de que los funcionarios del área sean seleccionados por concurso. “Lamentablemente se siguen eligiendo por clientelismo político a los que van a conducir la vida y los destinos de los chicos y sus familias. Es una dedocracia impúdica. Es gente que tiene conocimientos superficiales, no un conocimiento profundo de lo que deben ser las políticas de niñez y adolescencia”, fueron sus palabras.
El médico se lamentó de que las sucesivas gestiones de gobierno, de distintos partidos, según recalcó, ignoraron que la función del Estado en esta materia es indelegable, que se deben construir políticas de largo plazo, y que por eso es necesario convocar a los mejores en la materia. Aunque hizo otra salvedad, aseguró que en los equipos estatales hay buenos profesionales que luchan todos los días y que quedan atrapados en la maraña administrativa.
Las verdaderas víctimas
El médico recalcó que la ineficiente actuación de los organismos que deben proteger a los chicos y chicas causa pérdidas irreparables que tienen nombre, apellido, familia, una historia. Y nombró a algunos de ellos: Valeria Henríquez, Micaela Reina, Andrea Ábalos, Belén Amitrano y Georgi Godoy, pequeños que murieron pese a que los mecanismos para protegerlos se pudieron en marcha.
Chahla se detuvo en una de las historias más tristes de Mendoza, la de la pequeña Luciana Rodríguez, una víctima de tres años que murió en enero de 2014 a causa de los golpes que le propinó su padrastro y contra los que nada hizo su madre. Esto quedó demostrado en el juicio que enfrentaron y donde los condenaron a prisión perpetua.
El médico explicó que el caso de la pequeña fue la confirmación de que el mecanismo no funciona: había diez denuncias previas por maltrato, se realizaron intervenciones, hubo personas que se comprometieron –como los cuidacoches que fueron muchas veces a denunciar la situación– pero la pequeña fue restituida a su casa, donde estaba demostrado que padecía maltrato.
Chahla calificó de patética y de “manual dialéctico exculpatorio” la conferencia de prensa que dieron los funcionarios luego de la muerte de la pequeña. Ahí –señaló– justificaron la reinserción de la niña a su casa para privilegiar el vínculo materno, cuando explicó que era claro que la niña sufría maltrato.
El pediatra aseguró que una de las falencias del sistema es la falta de seguimiento, de monitoreo de los casos. Explicó que ninguna política de salud funciona si no existen controles, si no se hace un parate cada tres meses para evaluar, porque eso permite detectar errores y corregirlos.
Otra vez Chahla habló sin eufemismos y dijo que si la situación no cambia, habrá otras víctimas.
Una ley modelo
El pediatra aseguró que la Ley Nacional de Protección de Derechos de Niños, Niñas y Adolescentes (26061) es excelente, de avanzada. La norma determina que los pequeños no pueden ser judicializados por razones sociales, económicas o problemáticas familiares, sino que es el Ejecutivo quien debe protegerlos y restituirles sus derechos y no el Poder Judicial, como era antes de su aprobación.
En Mendoza, la Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia (Dinaf) puso en marcha un mecanismo de protección –siguiendo los postulados de la ley– cuya cabeza es el Órgano Administrativo Local (OAL), los servicios de protección de derechos ubicados en los departamentos y las organizaciones de la sociedad civil (OSC).
Pese a considerar a la ley como un adelanto significativo en las políticas públicas de la infancia, Chahla aseguró que los ejecutores de la norma en Mendoza “no sirven para su real cumplimiento”, que la avasallan y la ignoran, aunque hablan todo el tiempo del avance que significó. El pediatra recalcó que la raíz de muchos problemas es la falta de preparación y de experiencia de quienes asumen los cargos en las áreas de niñez. Aseguró que no hacen falta más protocolos, porque está todo hecho, sino leerlos y ponerlos en práctica.
El pediatra pidió un compromiso real con la problemática. “En este tema desgraciadamente hay mucho de politiquería. Cuando viene una elección le da mucho rédito político a los candidatos acariciar a un chico, hablar de sus derechos o contra el maltrato infantojuvenil, pero después no pasa nada. La evaluación es decepcionante, patética, esperemos que cambie”, fueron sus palabras finales.
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