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20 DE DICIEMBRE DE 2024
Advierten sobre la importancia de generar vínculos de confianza para que la víctima rompa el silencio. Dónde pedir ayuda.
El equipo acompaña a las presuntas víctimas. Foto: andaragencia.org
El Equipo de Abordaje de Abuso Sexual (Edeaas) atiende 400 casos por mes, que en la práctica significa acompañar a las presuntas víctimas y evaluarlas para determinar si están en condiciones de contar lo que les pasó y de declarar. De ese total, 370 son menores de edad.
El coordinador del equipo, Francisco Izura, habló sobre las medidas de prevención y las señales que deben alertar al entorno familiar. También explicó que existen modos de vinculación entre los referentes adultos y sus hijos o hijas que no son recomendables.
Izura indicó que desde la formación del equipo, en septiembre de 2017, la cantidad de casos fue en aumento. Comenzaron con 8 por día y actualmente tienen entre 18 y 20 por jornada sólo en la primera circunscripción judicial, que incluye a los departamentos de Capital, Godoy Cruz, Guaymallén, Las Heras, Luján, Maipú y Lavalle.
El equipo está conformado por 11 psicólogos y 1 psiquiatra encargados de acompañar y evaluar a las presuntas víctimas. Cada caso se inicia a solicitud de una fiscalía, es decir que existe una denuncia judicial.
Este equipo es el que acompaña a los y las denunciantes en el caso Próvolo. Durante el juicio que se sustancia desde el 5 de agosto, evalúan si los exalumnos están en condiciones de testificar y si eso es posible, están junto a ellos durante la realización de la cámara Gesell.
Próvolo: "El juicio es una forma de procesar el trauma"
Para los sobrevivientes del Instituto Próvolo, el juicio que se realiza contra dos sacerdotes y un jardinero por abuso sexual es una forma de procesar el trauma, una posibilidad de reivindicación y de reestablecer el lazo con la comunidad.
Los pasos de la evaluación
Izura explicó los pasos que siguen en cada caso. Primero realizan una entrevista para evaluar si la persona está en condiciones de contar lo que le sucedió, si existe esa posibilidad se realiza un testimonio grabado en Cámara Gesell (un ámbito cerrado en el que víctima testifica) y finalmente se realiza una entrevista, en la que se hacen preguntas personales, relacionadas con la conformación del ámbito familiar.
El profesional comentó que realizaron este protocolo de intervención siguiendo los lineamientos marcados por Unicef, para tratar casos de presuntas víctimas de abuso sexual y maltrato. El objetivo central es evitar la revictimización.
El psicólogo explicó que para abordar a la persona, lo primero es lograr empatía, brindarle un ámbito de confianza para que se sienta seguro y pueda contar lo que le ocurrió.
Izura comentó que los casos que analizan en Mendoza siguen los mismos lineamientos estadísticos que se dan a nivel nacional e internacional. La mayoría de los casos que reciben está relacionado con un niño, una niña o un adolescente menores de edad (de 400 casos, 370 son menores), el 70% de las víctimas son nenas y sus victimarios son varones y en el 70% de los casos el abusador forma parte del círculo íntimo del pequeño.
El psicólogo explicó que el abuso sexual genera un daño personal y social enorme, porque es un delito que afecta a la víctima en primer lugar, pero que también destruye lazos familiares y rompe estructuras sociales que son difíciles de regenerar.
El profesional comentó que es esencial acompañar a la víctima, porque sienten vergüenza y culpa por sentirse partícipes de ese abuso sexual. Pese a esto, subrayó que con un acompañamiento adecuado y contención las personas pueden superar este trauma. Esa vergüenza y culpa, es la razón por la que guardan el secreto durante años.
Por el contrario, Izura explicó que la conducta del abusador es irreversible, aunque puede ayudar las terapias conductuales. Explicó que estadísticamente el 70% de los agresores sufrieron maltratos o abusos en su niñez, que si no se metabolizan a través de un tratamiento, quedan encapsulado y generan una conducta que se repite.
En Mendoza se cometieron más de 4 abusos sexuales por día
La reciente divulgación de estadísticas criminales puso a los mendocinos en alerta: es que la provincia resultó ser la más insegura del país en 2015, según los datos oficiales. Pero sobre todo llamó la atención la cantidad de delitos contra la integridad sexual (que no incluye violaciones): en 2015 se perpetraron 1793 hechos de este tipo, es decir, más de cuatro por día.
Señales de alarma
Izura comentó que un niño, niña o adolescente que sufrió o sufre un abuso puede mostrar algunas o todas estas señales de alarma: cambios en su conducta habitual, retraimiento, temor a los adultos, trastornos del sueño y/o alimentación, se hace pis o caca y tienen conductas hipersexualizas, masturbatorias.
El profesional aseguró que si el niño, niña o adolescente tiene un referente, un vínculo de confianza con alguien de su familia e incluso de su comunidad, existen muchas posibilidades de que cuente lo que sucede. Este vínculo con el padre, la madre, los tíos o hasta alguien de su barrio, es el lazo que le permitirá romper el silencio.
Izura recalcó que es esencial que los pequeños tengan alguien de confianza a quien recurrir, teniendo en cuenta que el abusador los lleva a guardar el secreto, a veces por medio de amenazas.
Cómo prevenir
El psicólogo comentó que la mejor forma de prevención es hablar con los pequeños, decirles desde muy chicos que su cuerpo es suyo y que solo ellos lo pueden tocar. Además, aseguró que en el ámbito escolar es esencial la educación sexual integral prevista por ley, ya que les brinda herramientas para respetar el propio cuerpo y el de los demás.
Izura repitió que otro de los aspectos centrales es generar un vínculo estrecho y de confianza con el niño o niña. Y que ese referente le diga que ante cualquier problema puede acudir él.
El profesional también explicó que existen modos de vinculación entre los referentes adultos y sus hijos o hijas que no son recomendables. Por ejemplo, aseguró que no es conveniente dar besos en la boca a los pequeños, porque queda ese registro en una zona erógena.
Otro de los ejemplos que planteó el profesional fue que no es conveniente que los padres se bañen con sus hijas después de los tres años. Aseguró que ni bien el niño o la niña adquieren autonomía, desde los 2 años, lo mejor es enseñarles a higienizarse por su cuenta, bajo el cuidado de los adultos referentes.
* 102. Es una línea de escucha y consulta gratuita que funciona las 24 horas, los 365 días del año, donde se puede pedir ayuda ante cualquier vulneración de derechos que sufra una niña o niño.
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