El “impeachment” se la llevó puesta. Tras un largo proceso de idas y venidas, la historia comenzó a decantarse y, como una profecía autocumplida, la votación 55 a 22 del Senado brasileño definió la suspensión de Dilma Rousseff como presidenta por 180 días. La mujer deberá dejar el Palacio de Plan Alto y asumirá Michel Temer, el vicepresidente (y rival) de Dilma.

A la Presidenta suspendida no se la investiga por los grandes casos de corrupción como el “Petrolao”, pero esos sucesos la socavaron y pusieron al gran país verde en una crisis política y económica. Da toda la impresión, a través de la imagen transmitida mediáticamente, de que el “sistema” la dejó sola y que sólo fue cuestión de esperar el desenlace en el que Rousseff parece ser la responsable global del estado de situación y se constituye en la ofrenda mínima y única de este proceso. En cambio, sí se la investiga por desvío de fondos fiscales para financiar programas sociales sin la autorización debida por el Parlamento brasileño.

Susana Malcorra, la canciller argentina, reaccionó a la novedad unos 20 minutos después de la votación con estos tuits, dando señales del acomodamiento del gobierno de Mauricio Macri al nuevo escenario:

Uno de los mensajes de la ministra de Relaciones Exteriores de Argentina.

“Ante los sucesos registrados en #Brasil, el Gobierno Argentino manifiesta que respeta el proceso institucional que se está desarrollando”.

“Confiamos en que el desenlace de la situación consolide la solidez de la democracia de #Brasil”.

La Presidenta será juzgada por “crimen de responsabilidad” de cometer acciones fiscales para ocultar el déficit de su gestión.

“Con mucha claridad, el impeachment no es la solución de los problemas de Brasil. Que nadie tenga ilusión, es el comienzo del comienzo”, dijo José Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), durante su discurso en la Cámara Alta, remarca la crónica de Infobae. Y ante los acontecimientos y con gran pulso del sentir popular, Crónica ubica en el techo de su tapa impresa de hoy advirtiendo: "Dilma palma y arde Brasil".