Mujeres emprendedoras van ganando terreno en oficios que tradicionalmente fueron ejercidos por hombres, como la electricidad y la plomería. Unidiversidad dialogó con mendocinas que rompen los estereotipos y los mandatos culturales al seguir su vocación. Cómo enfrentaron los prejuicios.

Luisa Navarro (29), quien a los 17 años hizo su primer curso de capacitación, conformó junto a su esposo y otros dos socios una pequeña empresa a través de la cual realizan trabajos de electricidad, plomería, pintura, reparaciones de electrodomésticos, entre otras actividades. 

La electricista y plomera habló sobre las dificultades que tuvo al comienzo del desarrollo de su vocación, de la que hoy vive. "Al principio me costó mucho trabajar, hoy no recibo tanto rechazo", afirmó.

Navarro advirtió: "Me ayudó a darme a conocer el hecho de trabajar junto a mi esposo por ser hombre. Nunca me han dicho nada de frente, pero sí me pasó por ejemplo de que se me cayera un trabajo: al hablar por teléfono con un chico para terminar de concretar, me escuchó y me dijo que después arreglabamos cuando ya teníamos todo arreglado".

Para incrementar las posibilidades de trabajo, está realizando un curso para convertirse en gasista matriculada, y evaluando dar clases a otras mujeres para enseñarles los conceptos básicos de la electricidad, afirmó que la particularidad de la plomería es que nunca se deja de estudiar: "Constantemente aparecen nuevos materiales, así que hay que estar actualizada para conocerlos y también saber cómo instalarlos".

Asimismo, comentó que hay muchas mujeres que también realizan los cursos pero que después no lo eligen como trabajo. "A Ecogas van muchas mujeres, pero a realizar trámites porque es una actividad que requiere mucho papeleo, pero no son las que hacen las instalaciones", señaló.

Deconstruyendo roles

Paula Simón es psicóloga y realizó el curso de electricidad "Deconstruyendo roles" en la UNCUYO hace dos años y comenzó haciendo arreglos en su casa y en las de amigos. En diálogo con Unidiversidad, sostuvo: "Socialmente estos trabajos son de hombre, hay que entender la importancia de empoderarse, y que no quede solo en aprender. Es un proceso de ir adquiriendo práctica y confianza".

Junto a Laura González se presentan como "mujeres responsables feministas". "En nuestro folleto que difundimos por las redes marcamos nuestra postura. Pero no nos llaman solo mujeres, también lo hacen hombres, también porque recibimos clientes por recomendación de conocidos", comentó Simón.

Acerca de por qué hay cada vez más mujeres dedicadas a estos oficios, González señaló: "Estamos en un proceso de deconstrucción de roles y estereotipos asignados al género, también nosotras los planteamos como no binarios. Años atrás el curso no hubiera tenido la misma concurrencia, pero sabemos que queda mucho todavía".

Ambas están organizando los cursos de electricidad y reparación de bicicletas renovados para realizarlos en espacios culturales. "Seguimos apostando porque creemos que hay muchas mujeres interesadas y queremos abrir el juego para que se sumen y lo vean como una salida laboral. Los espacios que existen son machistas y costosos", sostuvo González.

González habló sobre un episodio violento que les tocó vivir durante un trabajo: "Una vez el conserje de un edificio nos vino a prepotear diciendo que lo que estábamos haciendo lo tenía que hacer un electricista, tuvimos una discusión, le dije que nos decía eso porque éramos mujeres y se sintió interpelado".

Las mujeres, las que más las apoyan

Las tres profesionales comentaron que cuando recibieron algún rechazo fue por parte de varones, y que las mujeres son las que más las apoyan. Navarro comentó que ellas son las que más reconocen su trabajo e incluso le manifiestan admiración por ello. Simón y González, por su parte, señalaron que además sus pares son las que más las difunden y recomiendan.

Sobre porqué creen que las mujeres las eligen, Simón respondió: "Creo que, en parte, es porque se sienten más seguras y tranquilas con que una mujer entre a sus casas".

Enfrentar la crisis 

La crisis económica que atraviesa el país hace meses también las afecta. Afirmaron que hay poca actividad y que la gente elige hacer los trabajos más sencillos, y no tanto los más grandes o los que tienen que ver con la estética.

"La gente busca precios, entendemos a la gente y somos claras en los materiales, tratamos de reciclar y reutilizar todo lo que podamos, vamos a comprar con la gente porque sabemos que hay mucho chanta", finalizó González.