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Diversas violencias invisibilizadas e instaladas se exacerbaron durante la cuarentena hacia los mayores de 65 años. Se decide por ellos y se los infantiliza.
Foto: Freepik
Unidiversidad / Florencia Martinez del Rio
Publicado el 12 DE JUNIO DE 2020
Las y los adultas/os mayores sufren diversos maltratos que están invisibilizados en la sociedad, como la vulneración de su derecho a la autonomía y el abuso económico intrafamiliar. Durante la pandemia de COVID-19, algunas de estas violencias se exacerbaron. El decidir por ellos, aislarnos y separarlos de la vida social complicó sus rutinas diarias. Cómo los afectó el confinamiento y qué discriminaciones siguen sin tratarse desde antes de la pandemia.
En una sociedad donde la juventud es un valor en sí mismo, ser adulto y adulta mayor implica afrontar diversos desafíos y destratos. Para evitar entrar en la lógica del descarte que intenta imponerse, quienes transitan esta etapa de la vida deben enfrentarse a los preconceptos que existen, a la vulneración de sus derechos, a los maltratos o abusos. Por eso, cada 15 de junio se busca visibilizar esta realidad con el Día Mundial de Toma de Conciencia del Abuso y Maltrato en la Vejez.
Esta fecha en el calendario fue dispuesta luego de que la Asamblea General de las Naciones Unidas reconociera oficialmente el abuso a los adultos mayores como un problema social global que afecta los derechos de millones de personas en todo el mundo. Esta problemática tabú, como la denomina la ONU, es uno de los tipos de violencia menos tratados y menos abordados en los planes de acción contra la violencia.
Aldo Sebastián Sáez, director de Atención Adultos Mayores de Mendoza, comentó a Unidiversidad: “El principal derecho vulnerado es el derecho a la autonomía, lo que se acentuó por la pandemia. Es decir, la infantilización que se hace de ellos, el decidir en su lugar, sobreprotegerlos, creer que no pueden hacer nada. No hay una vejez, hay muchas, es un grupo de personas muy heterogéneo. En épocas de crisis, sobre todo, el abuso económico intrafamiliar ocurre mucho, pero esta situación no es denunciada por miedo, porque detrás hay violencia psicológica. Sabemos que existe estos maltratos, pero están invisibilizados”.
Cuando las personas se refieren a la vejez, muchas veces lo hacen considerando únicamente aspectos biológicos o médicos, omitiendo que esta etapa, como todas las demás, es una construcción histórica y sociocultural, incluso, se envejece desde el nacimiento. “En la sociedad está exacerbada la juventud y ser mayor es algo negativo. Nadie quiere asumirse viejo, es como si fuese algo malo. Se lo tiene poco en cuenta en la sociedad”, afirmó Sáez.
El director de Atención a los Adultos Mayores advirtió que hay que cambiar esta lógica: “No solo hay que darles el asiento en el colectivo, sino también tener en cuenta sus opiniones. Son los que más experiencias tienen, no deberían perder derechos, sino adquirir otros. No hay que pensar que a cierta edad no servimos para nada. No son abuelos o abuelas, esos son roles familiares, son personas como cualquier otra, pero mayores”, agregó.
Margarita Bravo de Zarco, miembro del Centro de Jubilados y Pensionados de la UNCUYO (Cejupen), al que asiste para realizar talleres y mantenerse activa, en dialogó con Unidiversidad destacó la admiración y orgullo que siente por su generación y los vínculos que logran crear con las siguientes. “Agradezco no haberme jubilado de la vida. En otras épocas no había la complicidad que hay ahora, hay mucha cercanía con nuestro hijos y nietos”, aseguró.
Sin embargo, los días llenos de actividades y dinamismo se terminaron con la pandemia de COVID-19 y la cuarentena impuesta por el Gobierno. De hacer sus propias compras, asistir a talleres recreativos y educativos o ayudar a sus nietos con las tareas escolares, los adultos mayores pasaron a estar confinados y no poder hacer nada de lo que quieren. “Estábamos activos, dinámicos, compartíamos con nuestros pares. Ahora no podemos hacer nada”, contó la exdocente de francés.
Para Bravo de Zarco, la pandemia fue un cimbronazo muy fuerte en la vida de los adultos mayores. Asegura que se sienten enjaulados, tristes y viven la cuarentena como un duelo. “Es una situación dolorosa. De ser sujetos dinámicos y útiles, pasamos a sentirnos objetos descartables. Estamos separados de nuestra vida social, de nuestros hijos y nietos”, comentó Bravo de Zarco, que, además, destacó que entre coetáneos se dan apoyo para sobrellevar esta etapa.
Al formar parte del grupo de personas en riesgo de contagio y muerte por COVID-19, los adultos mayores son los que más restricciones tienen, pero, remarcó Sáez, son los que más han entendido y respetado las normas: “Las flexibilizaciones han ayudado, pero muchos de ellos hacían muchas cosas: salían a correr, iban a un taller, a tomar café con amigas y amigos. Ahora se van deprimiendo y enfermando por otras enfermedades que no son el coronavirus. Pese a esto, los adultos mayores son los que más cumplen la cuarentena, los menos multados. Tienen una gran experiencia ciudadana. Esto también lo demuestran cuando acuden a votar en las elecciones, ya que son los primeros. Muchos van sin ninguna obligación, pero lo hacen pensando en el futuro de sus hijos y nietos”.
En este contexto de confinamiento, que afecta de diversas maneras a cada persona, Margarita agradeció saber utilizar las herramientas tecnológica de comunicación, que le permiten seguir en contacto con los afectos y participar de distintos talleres, esta vez desde casa. “Con las nuevas flexibilizaciones, nos vamos insertando de nuevo en el contexto familiar. En el centro de jubilados estamos haciendo talleres virtuales de pilates, psicología, memoria, literatura, entre otros, lo que ayuda muchísimo. Yo tengo esa suerte, pero no es la realidad de todas las personas. Otros están solos o no manejan la tecnología", destacó.
Las pantallas son la ventana al mundo en tiempos de cuarentena, pero, según el último estudio realizado al respecto por el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina (UCA), el uso de las redes y la conectividad tecnológica es menor en la población de personas mayores con respecto a la población sub-60. Además, las diferencias de conectividad entre niveles socioeconómicos son notables: el 85,3 % en el segmento medio alto y el 14,7 % en el muy bajo.
En aislamiento, la sobreprotección de los adultos mayores puede afectarlos negativamente. Los vecinos los evitan y en la calle la gente se aleja al pasar a su lado. Contó Margarita: “Por querer protegernos, hay un exceso de cuidado, se entiende que es por temor de contagiarnos, pero una está aislada, más sensible, y siente que nos dejan de lado. Nos dejan la mercadería en la puerta y se van, los vecinos hacen como que no nos ven para no interactuar”.
Para las personas que viven solas, la situación es peor. Sáez explicó que en Mendoza hay muchos adultos mayores solos. Esto sucede generalmente porque durante su vida pudieron comprarse su casa, sus hijos se fueron del hogar o se quedaron viudos. “Ahí comienza la problemática del autocuidado, sobre todo porque el 50 % de las personas de más de 80 años tienen un deterioro cognitivo”, señaló. El director de Atención de Adultos Mayores remarcó que hay que tratar de que las personas vivan en sus casas y que los centros de día vayan reemplazando a los geriátricos.
Para las adultas y los adultos mayores que se encuentren en estado de vulnerabilidad socioeconómica y/o en situación de calle, con necesidades básicas insatisfechas y con redes de contención social insuficientes, en Mendoza existe el Programa Protección Habitacional. Sáez explicó además que pueden acceder a asistencia sociosanitaria mediante subsidios, asesoramiento, talleres de artes, yoga, alimentación saludable y encuentros recreativos.
Dime cuánto ayudas a los adultos mayores en tiempo de coronavirus
Sociedad Unidiversidad Salud / por Unidiversidad / Fuentes: Télam, La Nación, Canal 9 / Publicado el 18 DE MARZO 2020 En medio de la pandemia del coronavirus, los adultos mayores de 60 años son los más desprotegidos, no solo por ser la población de mayor riesgo de contagio, sino también por las dificultades que les genera tener que cumplir la cuarentena dispuesta por el Gobierno, ya que muchos de ellos viven solos o con personas de las cuales deben estar alejadas.
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