Cinco antropólogas ya rastrillan la finca donde vivía Johana Chacón

Así lo confirmó Celeste Perosino, de la organización Acciones Coordinadas Contra la Trata de Personas. Realizan excavaciones controladas con el objetivo de buscar cualquier vestigio de la adolescente lavallina.

Cinco antropólogas ya rastrillan la finca donde vivía Johana Chacón

La comunidad educativa, protagonista de la búsqueda de ambas mujeres. Foto: Axel Lloret.

Sociedad

Johana Chacón

Unidiversidad

Verónica Gordillo

Publicado el 07 DE DICIEMBRE DE 2016

Cinco antropólogas trabajan en la finca donde vivió Johana Chacón, en la búsqueda de cualquier vestigio de la adolescente de la que nada se sabe desde el 4 de septiembre de 2012. La titular de la organización Acciones Coordinadas Contra la Trata de Personas (ACCT), Celeste Perosino, confirmó a Unidiversidad que llegaron el lunes 5 de diciembre y que permanecerán en Mendoza hasta el 16.

Durante los diez días, las arqueólogas forenses realizarán excavaciones contraladas en distintos puntos de Lavalle, especialmente la finca Curallanca, donde vivió la adolescente hasta el último día que sus compañeros la vieron, así como otros sitios que los testigos marcaron como lugares donde podrían encontrar vestigios de Johana.

Las arqueólogas colaboran con la investigación que lidera el fiscal de Homicidios, Santiago Garay, y que tiene como único imputado por el asesinato de la joven a Mariano Luque, quien está detenido con prisión preventiva en Boulogne Sur Mer. En distintos puntos de la localidad de Tres de Mayo, donde vivía Johana Chacón, realizan excavaciones Perosino y las arqueólogas Laura Duguine, Nadia Rabuffetti, Silvia Carlini y Belén Sandoval, todas egresadas de la Universidad de Buenos Aires (UBA).

Tal como confirmaron hace un mes desde la Fiscalía de Homicidios, el rastrillaje de estos espacios será el último paso de la investigación, antes de que el fiscal Garay eleve el pedido para iniciar el juicio.
 

Cuatro años sin Johana

La adolescente Johana Chacón fue vista por última vez cuando descendió del micro que la llevó desde la escuela Virgen del Rosario hasta la puerta de la finca Curallanca, donde vivía con sus hermanos y su hermana, que en ese momento era la pareja de Luque, hoy el único imputado por el homicidio.

Recién cuando se enteraron de que la adolescente no llegó a su casa, las docentes de la escuela supieron que hacía casi un año que nada se sabía de Soledad Olivera. Desde ese momento, la comunidad educativa, con su directora Silvia Minoli a la cabeza (quien hoy se recupera de un ACV), inició una lucha por encontrar a ambas mujeres con vida, una lucha que continúa.

Garay imputó al mismo hombre, Mariano Luque, por los dos casos. Por la privación ilegítima de la libertad de Olivera, la justicia lo sobreseyó por el beneficio de la duda en septiembre de 2015, pero pocos meses después la Suprema Corte ordenó realizar un nuevo juicio, que aún no tiene fecha de inicio.

En la investigación por el caso Chacón, Garay imputó por homicidio a Luque en noviembre de 2016, luego de que su expareja y hermana de la víctima, Beatriz Chacón, declarara que el hombre ahorcó a la adolescente delante de ella, quemó su cuerpo y enterró sus restos.

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