Sin leer y de memoria, Mauricio Macri y Gabriela Michetti prestaron juramento ante la Asamblea Legislativa y se convirtieron en los nuevos presidente y vicepresidenta de los argentinos. En su primer discurso como primer mandatario, Macri recordó sus tres ejes de campaña: pobreza cero, combate al narcotráfico y la unión de los argentinos. “Quiero reiterarles un mensaje de confianza, decirles que este gobierno que iniciamos hoy va a trabajar incansablemente los próximos cuatro años para que todos los argentinos, especialmente aquellos que más nos necesitan, al terminar estén viviendo mejor”, dijo.

Luego de los agradecimientos de rigor, los que indica el protocolo y los que manda el corazón, buena parte de su discurso, que duró una media hora, estuvo dedicada a reforzar el tópico de la unión. Para ello recurrió a diversas imágenes, en especial a la de un equipo, el suyo propio y el formado por “los millones de argentinos que componen el país”.

“En el siglo XXI hemos entendido que las cosas salen bien cuando se arman equipos, cuando se combinan las buenas intenciones de muchas personas. A lo largo de mi vida, en el deporte, en los ocho años en el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, pude armar buenos equipos. En este nuevo desafío, necesitamos armar equipos diversos, con visiones distintas de nuestra realidad. Argentina es un país con enormes diversidades que deben integrarse”, argumentó.

Luego de pedir que se terminen las divisiones entre “peronistas y antiperonistas”, que millones de argentinos “están cansados de la prepotencia y el enfrentamiento inútil”, llamó a la unión. “Ya pasaron las elecciones. Llegó el momento de unirnos para crecer y mejorar, para que nuestro país avance”, expresó Macri.

Los primeros aplausos vinieron de la mano de tres frases vinculadas con el tópico de la pobreza cero: “Vamos a cuidar a todos, el Estado va a estar donde sea necesario, en especial para los que menos tienen”; “Vamos a universalizar la protección social para que ningún chico quede desprotegido” y “Vamos a trabajar para que todos puedan tener un techo, con agua corriente y cloacas. Vamos a urbanizar las villas para transformar la vida de miles de familias”.

Respecto del asunto del narcotráfico, el presidente dijo que miles de personas le transmitieron durante la campaña su preocupación. “Hay jóvenes que matan y mueren sin saber por qué. No podemos aceptar esta realidad como algo natural. Vamos a encarar este tema de frente, para devolver tranquilidad y seguridad a las familias argentinas en todo el país. Estamos a tiempo de impedir que se consolide el narcotráfico”, señaló.

“Este objetivo de unir a los argentinos, de poner puntos en común en nuestras diferencias, es la clave de la construcción de la Argentina del siglo XXI”, dijo Macri respecto de su tercer eje de campaña.

La corrupción y la justicia también fueron mencionadas en el discurso del primer mandatario. Respecto de la primera, dijo que “los bienes públicos pertenecen al conjunto de los ciudadanos y es inaceptable que los funcionarios se apropien de ellos para beneficio propio. Voy a ser implacable con ellos. No hay principio ideológico que pueda justificar esas prácticas”.

Macri manifestó su apoyo a la justicia independiente. “En estos años, la Justicia, un baluarte de la democracia, impidió que el país cayera en un autoritarismo irreversible. No habrá jueces macristas (porque) no hay democracia sin justicia independiente. Hay que acompañar a la justicia a que se limpie de jueces militantes. No puede haber jueces militantes de ningún partido. No son bienvenidos si quieren pasar a ser instrumentos de justicia”.

Por último, el presidente llamó a llevar adelante una revolución de la educación y saludó a los candidatos que compitieron con él en las presidenciales –incluso llamó a Rodríguez Saá como “el Adolfo”–. Dijo que están más cerca que nunca y convocó a todos a “aprender el arte del acuerdo”.