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20 DE DICIEMBRE DE 2024
La misma servirá para descomprimir en situaciones aluvionales, pero también para dar agua a familias y emprendimientos del oeste.
Una cañería de 10 kilómetros que lleve agua a los barrios del oeste, que sirva para almacenar el fluido y así paliar la crisis que provocan los aluviones, forman parte de un proyecto que está siendo analizado por el gobernador. Al parecer, es una de las estrategias para poder garantizar el servicio de agua potable en el piedemonte. El proyecto está en etapa de análisis porque, de obtener el visto bueno de Francisco Pérez, será revelado este 1.º de mayo, cuando el gobernador encabece su última asamblea legislativa. Ese mismo día, Pérez se prueba por segunda vez con una Ley de Aguas sobre la que se conoce poco y nada.
El titular de Aguas Mendocinas (Aysam) es quien elevó su plan al gobernador y espera la respuesta, junto con la estrategia de financiamiento. Guillermo Amstutz, en contra de lo que dice un grupo de especialistas de la Universidad Nacional de Cuyo y también referentes del Plan de Ordenamiento Territorial, dice que en el piedemonte hay zonas que son “totalmente habitables” y por eso es necesario solucionarles la escasez de agua. El problema que advierten los especialistas desde hace años es que la gente compra, construye y después el Estado debe salir a extender redes para prestarles los servicios, a pesar de que habían sido advertidos de la escasa factibilidad de habitar el lugar.
Uno de estos casos es camino a Sierras de Encalada, en los terrenos cercanos a los caracoles de Chacras de Coria donde, según especialistas, no se puede construir porque las casas están siendo emplazadas sobre guadys (ríos secos). Sin embargo, Amstutz dice que no hay peligro.
Unas 5 mil viviendas, habitadas por al menos 3 mil familias que habitan en la zona de El Challao, están llevando agua en camiones y han demandado a la provincia ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación. A través de un recurso de amparo, los vecinos de esta zona exigen la provisión de agua potable y es de esperar que el fallo sea favorable a ellos, porque este derecho está garantizado en la Constitución.
Para estos grupos también serviría el caño que Aysam pretende hacer. Según Amstutz, el fluido no será para grandes emprendimientos como Dalvian o Mendoza Norte, porque estos se abastecen a través de agua de pozos.
La idea es similar a un proyecto que cosechó todo tipo de críticas hace algunos años y se denominó Proyecto Hipocampo. Concretamente, lo que se denunció en aquel momento era que querían llevar agua del Río Mendoza para los emprendimientos inmobiliarios del piedemonte, generando riesgos aluvionales pero asegurando un gran negocio para quienes compraron terrenos a bajo valor y especulando con la disponibilidad de agua, lo que multiplicaría varias veces la rentabilidad. El proyecto que generó revuelo político en 2009 era similar porque pretendía llevar agua desde Blanco Encalada hasta la Estancia San Isidro, aunque su mentor asegura que el espíritu no sería el mismo.
El origen de la idea
La idea surge porque este verano y durante dos meses, Aysam debió cortar el suministro en todo el Gran Mendoza en seis oportunidades. El problema surgió por la intensa cantidad de lluvias que precipitaron este año sobre la zona de Cacheuta.
De manera contraria a lo que podría especularse, esto complica aún más el trabajo de Aysam, porque acarrea barro a las tomas de agua actuales. Esto, sumado a la falta de nieve en la zona del Plata, implica que hay menos agua en el embalse de Potrerillos.
El dique suministra a Mendoza 1.1 metro cúbico por segundo. Esto lo necesita Mendoza a partir del 10 de noviembre. Pero en 2014 este nivel de prestación se logró a partir del 27 de diciembre.
La idea es generar una toma de agua desde la usina Álvarez Condarco, que no funcionaría de manera permanente. Sería una fuente alternativa para los aludes y, ante cualquier problema, serviría para almacenar y transportar. Con un gran caño, el agua viajaría desde Álvarez Condarco hasta La Toma (en Sierras de Encalada), de manera que el día que hubiera precipitaciones abundantes por el río se pudiera compensar con el agua del caño.
Esta cañería de al menos seis kilómetros costaría 100 millones de pesos en su primera etapa, mientras que sobre la segunda, de cuatro kilómetros, aún no está calculada la inversión. La idea es que llegue hasta La Olla.
“Creemos en la idea de abrir una planta potabilizadora que funcionará a modo de reservorio y se utilizará para todo Mendoza cuando se detecten faltantes. La idea es empezar a extendernos para el piedemonte, el oeste de Mendoza, desde Sierras de Encalada hasta la Iglesia de El Challao”, confirmó Amstutz a Edición UNCUYO. Si Pérez pretende avanzar con este proyecto, la ejecución deberá ser financiada a través de algún esquema de endeudamiento y por esto, de seguro, necesitará aval legislativo.
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